«El pasado 17 de enero, el Ministerio de Salud (MINSA) emitió una alerta recomendando evitar el consumo de alimentos con el colorante rojo N° 3 o eritrosina, luego de que EE. UU. lo prohibiera por su relación con el cáncer, según un estudio.»
Durante los últimos meses, el debate sobre el impacto de los aditivos artificiales en la salud pública ha cobrado relevancia, especialmente tras la reciente prohibición del colorante rojo N°3 en los Estados Unidos por parte de la Food and Drug Administration (FDA), conocida en español como Administración de Alimentos y Medicamentos. Este aditivo, conocido como eritrosina, es ampliamente utilizado en alimentos ultraprocesados como dulces, pasteles y glaseados, y ha despertado preocupación debido a sus posibles efectos nocivos en la salud.
Ante esta situación, el Dr. Luis Flores, médico internista de Sanitas Consultorios Médicos, destaca la importancia de tomar precauciones con los alimentos que consumimos. “El consumo frecuente de productos con colorante rojo N°3 puede causar daños en la glándula tiroides y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer”, explica el especialista.
Pero, ¿qué es el colorante rojo N°3 y dónde lo encontramos?
El rojo N°3 es un colorante sintético que otorga un llamativo color cereza a una variedad de productos alimenticios y farmacéuticos. Este aditivo es común en dulces, galletas, postres helados y medicamentos. Es por ello que es crucial que los consumidores revisen las etiquetas de estos productos, ya que la presencia de este aditivo debe estar claramente indicada.
En cuanto a los riesgos para la salud, el Dr. Flores señala que los riesgos del colorante rojo N°3 se potencian con su consumo constante. “Este aditivo contiene yodo, lo que puede afectar la función de la glándula tiroides y desencadenar problemas como hiperplasia y adenomas tiroideos. Además, su asociación con efectos cancerígenos y su inclusión en productos ricos en azúcares y grasas saturadas aumenta la probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina, obesidad y complicaciones cardiovasculares”, señala el especialista.
Recomendaciones para reducir la exposición a aditivos artificiales
- Priorizar alimentos naturales: Incluir en la dieta diaria alimentos frescos como frutas, verduras o cereales integrales.
- Disminuir el consumo de alimentos ultraprocesados: Reducir la ingesta de productos que contienen colorantes, azúcares y grasas saturadas.
- Incluir proteínas de calidad: Incorporar proteínas de origen animal y vegetal en las comidas diarias para promover un desarrollo adecuado.
- Realizar un cambio progresivo en los hábitos alimenticios: Adoptar poco a poco nuevos hábitos alimenticios en el hogar, favoreciendo la comida casera y equilibrada.
Los pequeños ajustes en la alimentación familiar puede tener un impacto positivo en la salud a largo plazo. El cambio debe ser progresivo, pero con el objetivo de reducir significativamente el consumo de alimentos ultraprocesados, especialmente en los niños.
Por último, el Dr. Flores resalta una distinción clave entre el consumo ocasional y el habitual. "Los alimentos procesados contienen diversos compuestos químicos que, al consumirse con regularidad, elevan notablemente el riesgo de desarrollar enfermedades graves. Además, las características genéticas y condiciones preexistentes de cada individuo pueden influir en su vulnerabilidad ante estos productos", finaliza.